jueves, 11 de diciembre de 2008

Boceto

Khorne Chaos Lord on Juggernaut

sábado, 8 de noviembre de 2008

"Temedme, mortales, porque yo soy el Ungido, el Hijo Predilecto del Caos, el Azote del Mundo. Los ejercitos de los dioses estan a mis ordenes y vuestros insignificantes imperios no podran sino caer bajo el peso de mi espada y de mi ferrea voluntad"

Archaon, Señor del Fin de los Tiempos



DIOSES DE LOS HOMBRES DEL NORTE
En el Norte, cada dia es una lucha por la supervivencia, mientras los dioses traman sus juegos mortales y utilizan a los hombres del norte para sus designios. En estas tierras no hay crisis de fe por la existencia de los dioses, ya que son tan innegables como el viento y la noche. Un hombre del Norte comulga con sus deidades directamente, dedicandose en cuerpo y alma a sus dioses en lugar de ofrecer plegarias a instancias de sacerdotes mojigatos, del clero ambicioso y de patriarcas de mente estrecha. De todas estas deidades, las mayores son las cuatro conocidas como los Dioses Oscuros. Las creaciones involuntarias de los mortales con sus emociones subconscientes que podrian resumirse como ira, esperanza desesperacion y placer. Son Khorne, el Dios de la Sangre, cuyos bramidos de rabia resuenan por todo el multiverso, Tzeentch el que cambia las cosas, el tejedor del tiempo, Nurgle el Señor de la Putrefaccion que solo destila corrupcion, y el Principe Oscuro de Slaanesh, el Señor de la lujuria, la seduccion y los deseos inconfesables.


KHORNE, EL DIOS DE LA SANGRE

Khorne es el Dios de la Sangre, el Señor de los Craneos, aunque en las tribus del Norte tambien se le conoce como Arkhar o Kharnath. Se trata de un Dios furioso y lleno de colera, poseedor de una fuerza bestial y de una habilidad despiadada para el combate que recompensa el valor, la fuerza de las armas y la conquista. Khorne desprecia la hechiceria y todo lo relacionado con la magia, aunque no le importa que se utilicen armas y armaduras magicas para propiciar la carniceria en su nombre. No existen hechiceros de Khorne porque un paladin de Khorne es la viva imagen del gerrero que lucha contra su enemigo cara a cara, en lugar de destruir a sus adversarios a distancia mediante rayos magicos. Las hachas son las armas favoritas de Khorne y a la vez simbolo de este Dios. Los paladines de Khorne son luchadores de reacciones impredecibles, ya que opinan que los dias en los que no se haya matado en nombre de Khorne son dias desperdiciados. La unica plegaria que se cono es el brutal grito de guerra que rugen todos sus seguidores: "!Sangre para el Dios de Sangre!".


TZEENTCH, EL QUE CAMBIA LAS COSAS.
Teentch es El Qu Cambia las Cosas y el cambio forma parte de la mismisima naturaleza del Caos, asi como la energia siempre cambiante a la que los mortales llaman magia. Tambien se le conoce como Tchar entre los barbaros del Norte, como Chen en el exotico oriente y como Shunch en las calurosas junglas del Sur y en todos esos lugares su nombre es sinonimo de cambio. Sin embargo, en todas partes se le conoce como el Gran Conspirador, un manipulador muy sutil que posee una sabiduria exhaustiva. El es el Maestro Manipulador, el que mueve los hilos del destino y el que rige la suerte tanto d sus seguidores como de sus enemigos. Tzeentch no tiene una forma concreta, aunque normalmente se manifiesta como una luz nebulosa que cambia de color constantemente. Su marca a menudo representa la serpiente sinuosa del cambio y suele bendecir a sus paladines con espeluznantes picos de pajaro, garras y plumas multicolores. Tzeentch recompensa a los que le sirven con poderes magicos superiores que estos utilizan con gran destreza para deformarla realidad a su antojo.

NURGLE, SEÑOR DE LA DESCOMPOSICION.

Tambien conocido omo Nurglitch, Onogal, Neiglen y por otros muchos pelativos, Nurgle es el Señor dela Descomposiion. El es el que desencadena el hambre y la peste sobre el mundo y es a Nurgle a quien acuden los mortales cuando implorn ayuda para resistir los estragos de la enfermedad, de la edad y del inevitable declive que comporta el paso de los años. Nurgle se aparece a sus seguidores como una criatura con el cuerpo tremendamente abortagado, recubierto de furunculos y pustulas y rodeado de una densa nube de moscas, cada una de las cuales pora el simbolo del dios marcado sobre su caparazon. Tiene la piel abierta y hecha jirones y por las tripas que lleva al descubierto vomita Nurgletes, que son las malignas criaturas hijas de Nurgle. A Nurgle se le considera como un dios de talante afable casi jovial, por lo que amenudo se le llama el Padre o el Viejo Nurgle. Nurgle ofrece la bendicion de la peste y de la putrefaccion con amplia generosidad. Los paladines de Nurgle, atacados por las enfermedades, son a su vez inmunes a dichas plagas, ya que se acostumbran al dolor y alas molestias y, aunque sus cuerpos se pudran, el espiritu de Nurgle los mantiene en vida cuando deberian estar muertos.

SLAANESH, EL PRINCIPE NEGRO.


Slaanesh, el Principe Negro del Caos, es el mas joven de todos los Dioses del Caos. Conocido bajo una infinidad de nombres, como Shornaal o Lansshor, el Señor del PLacer gobierna sobre todas las cosa bellas y atractivas. Como señor de los excesos y del poder creativo, su esfera de influencia incluye la musica, el arte y la pasion; y, como personificacion de la complacencia en todas sus formas, lo encantos de Slaanesh resultan altamente aditivos y aquellos que siguen sus pasos, al poco tiempo, se ven seducidos por los vicios del orgullo, la aroogancia y los excesos. Los paladines de Slaanesh son lideres majestuosos y carismaticos adorados por sus seguidores y que consiguen atraer a enormes contingentes de gerreros. Noes dificil caer presa del atarctivo que desprenden dichos individuos. Los honores de Slaanesh son extraordinarios, por lo que los paladines de Slaanesh se enorgullecen inmensamente de los dones que el Principe Negro les ha concedido y se abandonan a las alabanzas con las que los simples mortales se dedican a halagarlos. La mera presencia de un paladin de Slaanesh resulta algo inspirador, ya que poseen un aura que parece encantar a todos los que les rodean, los cuales se ven impulsados a llevar a cabo actos de absoluta fe y de sacrifico extremo.